En la mañana del 28 de octubre de 2025, un operativo policial en Río de Janeiro resultó en la muerte de más de 130 personas, la mayor masacre de la historia reciente del país. Ninguna de estas víctimas fue objeto de investigación previa y muchas ni siquiera tenían conexión comprobada con el crimen organizado. La acción evidencia la militarización extrema de la seguridad pública, refleja el más truculento populismo penal y expone territorios periféricos a una violencia estatal desproporcionada.
El enfrentamiento al crimen organizado exige investigación, inteligencia y responsabilización, pero la guerra contra las drogas ha transformado la política de seguridad en un instrumento de letalidad. Al priorizar la ejecución de personas sospechosas, el Estado asume el papel de ejecutor y no de garante de derechos, reproduciendo desigualdades y legitimando la muerte como política pública.
Esta lógica es expresión de la necropolítica: la muerte es utilizada como instrumento de poder sobre poblaciones vulnerables, principalmente negras y periféricas. Operativos como este no solo cobran vidas, sino que corroen la confianza en la institucionalidad y profundizan la exclusión social, demostrando que el modelo de seguridad vigente fragiliza la democracia en lugar de protegerla.
El Instituto Humanitas360 repudia vehementemente este operativo, expresa solidaridad con las familias de las víctimas y reafirma que las políticas de seguridad deben priorizar la protección de la vida, la responsabilización estatal y los derechos humanos. Matar ciudadanos sin investigación no es política pública: es negación de ciudadanía y de democracia.
Instituto Humanitas360
(Créditos de la Foto: Tomaz Silva/Agência Brasil)
