La progresión de régimen es un derecho fundamental garantizado a personas que cumplen pena privativa de libertad en Brasil. Prevista en el artículo 112 de la Ley de Ejecución Penal (LEP), establece que la pena debe ser ejecutada de forma progresiva, permitiendo la transferencia a regímenes menos rigurosos conforme se cumplen criterios específicos.
El sistema progresivo brasileño se organiza en tres regímenes: cerrado, semiabierto y abierto. Para progresar entre ellos, la persona privada de libertad debe cumplir requisitos objetivos – como porcentajes específicos de la pena que varían entre 16% y 70%, dependiendo del tipo de delito cometido – y subjetivos, principalmente la demostración de buen comportamiento.
Dentro de este sistema progresivo, las salidas temporales desempeñan un papel crucial en la reinserción social. Destinadas a personas en régimen semiabierto que ya cumplieron por lo menos un sexto de la pena (si son primarias) o un cuarto (si son reincidentes), las «salidas temporales» permiten visitas familiares en hasta cinco oportunidades anuales, con duración de hasta siete días cada una.
Estos períodos son fundamentales para que la persona privada de libertad mantenga vínculos sociales esenciales, prepare poco a poco su retorno a la libertad y fortalezca lazos familiares – factores que disminuyen la reincidencia criminal. Datos oficiales, divulgados por el Consejo Nacional de Justicia, demuestran la eficacia del beneficio: en promedio, apenas el 4,1% de las personas no retornan en el plazo establecido, contrariando argumentos punitivistas sobre riesgos a la seguridad pública.
La reciente aprobación, en la Cámara de Diputados, de un proyecto de ley que dificulta la progresión de régimen para condenados por crímenes atroces (PL nº 1112/23) se inserta en una tendencia preocupante de recrudecimiento penal en Brasil. Al aumentar el tiempo mínimo de permanencia en régimen cerrado, la medida debilita la lógica gradual de cumplimiento de pena, que históricamente se mostró más eficaz en la reducción de la reincidencia.
Según Larissa Itri, consultora jurídica del Instituto Humanitas360, «el sistema progresivo, aliado a mecanismos como las salidas temporales, fue concebido justamente para evitar que el encarcelamiento – reconocido como ambiente de violación de derechos y hasta de tortura – profundice la exclusión social. El contacto controlado con el mundo exterior, proporcionado por las salidas temporales, es etapa fundamental para reconstruir lazos familiares, preparar la libertad y reducir la reincidencia criminal.»
Al restringir estos instrumentos, el país camina en la contramano de las directrices constitucionales de reintegración y de las evidencias empíricas sobre el impacto positivo de la progresión gradual de la pena. Agravando este cuadro, un estudio reciente de H360 proyectó la extinción de las «salidas temporales» hasta 2034 y alertó sobre perjuicios a la reinserción social de personas privadas de libertad.
Es en este contexto que Humanitas360, por medio del proyecto Puertas Verdes: Salida Temporal, actúa para humanizar este momento crucial. El 16 de septiembre, junto a socios y voluntarios, el Instituto estará en campo por tercera vez en el año, prestando acogida a personas privadas de libertad de la Penitenciaría Femenina II de Tremembé, en el interior de São Paulo. La acción incluye donación de ropa, alimentos y kits de higiene, además de orientaciones jurídicas sobre derechos y procesos.
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