Cannabis Thinking y la importancia de pensar en los legados del negocio del cannabis
Publicado originalmente en el sitio web de Sechat
Con la presencia de grandes nombres del sector como Marcelo D2, Rogério Schiatti, Pedro Abramovay y Ad Júnior, la reflexión sobre el cannabis es cada vez más necesaria en nuestro país
Por Patrícia Villela Marino
Una vez más -y, afortunadamente, de vuelta al calor presencial- acogimos en CIVI-CO otra edición de Cannabis Thinking, el encuentro más importante de debate sobre este tema en el país. ¡Y qué acontecimiento! Con la participación de Pedro Abramovay, Marcelo D2, Sheila de Carvalho, AD Júnior y hasta el ministro Rogério Schietti, de la 4ª sala del Tribunal Superior de Justicia, tuvimos tres días de conversaciones sobre el cannabis y sus usos medicinales, industriales y recreativos.
El debate sobre la creación de un mercado para el cannabis nunca puede disociarse de su historia. Como nos recuerdan AD Junior y Sheila de Carvalho, la primera ley que criminalizaba el cannabis, allá por el siglo XIX, ya era racista: sólo encarcelaba a los esclavizados, no a los «señores» del dinero. Pedro Abramovay, al abrir los debates, destacó cómo la ficticia «guerra contra las drogas» es una ideología racista y encarceladora. El rector de la Universidad Zumbi dos Palmares, José Vicente, recordó quiénes son las personas encarceladas en Brasil -una mayoría pobre y negra- y cómo son las circunstancias de estas detenciones. El propio ministro Schietti, autor de una de las decisiones que concedió el habeas corpus para la plantación de cannabis para cuatro pacientes en Brasil, destacó cuántas veces ha recibido casos en los que se ha detenido a mujeres por llevar cantidades ínfimas en las visitas para sus maridos, o cuántas sentencias absurdas se han dado a personas con pequeñas cantidades de marihuana, todo ello, proporcional, por supuesto, a su clase y raza.
Siempre certero, Emílio Figueiredo, uno de los abogados pioneros en la defensa de los pacientes y su necesidad de obtener cannabis medicinal, nos recordó la importancia de educar a los niños y adolescentes para afrontar el tema de las drogas. Educar es más eficaz que reprimir. Además, hemos oído hablar de soluciones. Las madres de las favelas y los trabajadores sociales, como Lúcia Cabral y Rafaela Figueiredo de Educap, que militan en la lucha por las políticas públicas y el acceso a la salud y a la educación, se insertan ahora en la discusión sobre el cannabis medicinal. Alumnos y profesores de la Universidad Zumbi dos Palmares que desarrollaron la Plataforma Acolhe, para ayudar a las personas que han sido víctimas del racismo sin pasar más vergüenza.
Y lo bonito fue ver que esta sólida base -el consenso sobre la conexión del encarcelamiento, el racismo y la ley de drogas- impregnó todas las discusiones de CT2022. Si el «sueño» de Marcelo D2 era participar en un debate sobre el cannabis con un juez del Tribunal Supremo y dos mujeres activistas negras (Janine Rodrigues y Gabriella Arima), el mío es que esta comprensión de la historia del cannabis impregne todo el ecosistema del sector. El mercado del cannabis tiene la obligación histórica de ser ESG.
Las opiniones vertidas en este artículo son personales y responsabilidad de los autores.
Sobre el autor:
Patrícia Villela es abogada, empresaria, activista, columnista de Sechat y presidenta del Instituto Humanitas360, una organización no gubernamental cuyo objetivo es rehabilitar a las personas que están o han estado encarceladas.