Artículo en Um Só Planeta: «Es hora de aclarar cuál será la política del gobierno Lula sobre plaguicidas»
El siguiente artículo fue publicado originalmente en portugués en el portal Um Só Planeta, del Grupo Globo, el 6 de julio de 2023.
En una economía global que favorece cada vez más la agricultura regenerativa, el ecodesarrollo y la responsabilidad social, no podemos permitir que nuestro país se guíe únicamente por políticas retrógradas en agronegocios.
En los últimos 4 años, nuestro país ha experimentado una verdadera lluvia de plaguicidas, de los más diversos orígenes y niveles de peligrosidad. Son 2.180 nuevos productos, utilizados principalmente en plantaciones de soja, maíz, caña de azúcar y algodón, lanzados por el gobierno de Bolsonaro. Esta tendencia también se corroboró con la aprobación por la Comisión de Agricultura y Reforma Agraria del Senado, en diciembre pasado, del texto del PL do Veneno. Este proyecto, que viene en marcha con carácter de urgencia, puede concentrar competencias en el Ministerio de la Agricultura para la liberación de productos, reduciendo el peso de los órganos y autoridades fundamentales, como la Anvisa y el Ibama.
Sabemos que el nuevo gobierno vive un impasse entre un partido a favor de una mayor regulación de plaguicidas y la adopción de medidas de apoyo a los pequeños y medianos productores y otro grupo, también de base, integrado por miembros de la bancada ruralista, que defiende la extensión de estos productos en la agroindustria. Tuvo poca repercusión, pero en abril el Ministerio de Agricultura y Ganadería (encabezado por Carlos Fávaro, del PSD/MT, parte del ala de la bancada ruralista aliada) liberó 44 nuevos plaguicidas, un total de 103 más autorizados por el gobierno en 2023.
Es hora de poner el asunto sobre la mesa, debatir y definir cuál será la política del gobierno Lula para nuestra producción agrícola. El país y su ecosistema no tienen tiempo que perder: hay miles de casos de personas intoxicadas, la muerte de millones de abejas a causa de los pesticidas, el aumento de la presencia de plaguicidas en alimentos ultraprocesados, entre otras condiciones preocupantes.
En un artículo publicado el año pasado comentábamos el uso de dobles raseros para trámites como el PL do Veneno, mientras textos como el que regula el cultivo de cannabis con fines medicinales e industriales está estancado en el Congreso. El cultivo de cáñamo podría incluso ser una de las alternativas para regenerar suelos contaminados y capturar carbono en una economía más verde.
La fuerte presencia del lobby de los plaguicidas en nuestro Legislativo, a través de buena parte de la bancada ruralista, no puede ser la única voz que dicte el tono con el que tratamos estos productos. Ministerios como Medio Ambiente, Desarrollo Regional y Salud también necesitan impulsar políticas públicas en esta materia.
Es necesario que el país vuelva a divulgar el monitoreo de alimentos contaminados con plaguicidas, suspendido desde 2020. Es necesario retomar las políticas de Agroecología y Producción Orgánica (Pnapo) y Reducción de Plaguicidas (PNARA), con mayores incentivos financieros y condiciones institucionales para que prosperen, fortaleciendo la biodiversidad y creando incentivos para que el país ingrese a un mercado tan valorado como el consumo de productos sostenibles – algo que también conduce a la captura de carbono y la generación de créditos verdes.
Uno de los principales objetivos del gobierno de Lula es acabar con el hambre en el país. Esta promesa sólo puede cumplirse con la garantía de la seguridad alimentaria. El uso de sustancias insalubres en el cultivo de nuestros alimentos definitivamente no es parte de esto.
* Patrícia Villela Marino es presidenta del Instituto Humanitas360