La presidenta del H360 habla en la Comisión de Derechos y Democracia del «Conselhão» de Lula

La presidenta del H360 habla en la Comisión de Derechos y Democracia del «Conselhão» de Lula

El 22 de agosto, la presidenta del Instituto Humanitas360, Patrícia Villela Marino, participó de la instalación de la Comisión Temática de Derechos y Democracia, que forma parte del Consejo para el Desarrollo Económico Social Sostenible (CDESS), recreado este año por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. A la ceremonia, realizada de forma híbrida, asistieron los ministros Flávio Dino (Justicia y Seguridad Pública) y Alexandre Padilha (Relaciones Institucionales), además de representantes de la sociedad civil que integran el llamado “Conselhão”. En su discurso, compartido como texto en LinkedIn, Patrícia Villela Marino destacó la importancia de la participación comunitaria en la construcción de la política nacional de seguridad pública:

Con gran entusiasmo participo en la ceremonia de instalación de esta Comisión, con la presencia del Ministro Flávio Dino – por quien estoy enormemente agradecida y extraño las reuniones de rendición de cuentas en el Palacio dos Leões – y el Ministro Alexandre Padilha, cuya habilidad en la coordinación y articulación potencia este movimiento para rescatar al Consejo. Hoy tengo la tarea de hablar brevemente sobre la importancia de la participación comunitaria en la construcción de la política nacional de seguridad pública, tema que ha guiado mi trabajo al frente del Instituto Humanitas360 durante años.

Creo firmemente que cualquier política pública en el sector sólo será efectiva si es inclusiva, participativa y centrada en los derechos humanos. Es urgente superar en Brasil el sentido común de que la violencia produce orden. La justificación de la violencia no sólo no produce orden, sino que también rompe el contrato republicano, generando más violencia en nuevas formas, como la miliciaización de la fuerza misma. Colocar los derechos humanos en el centro de estas políticas es la única manera de garantizar el respeto a la dignidad de todos los ciudadanos, independientemente de su origen étnico, género, religión, orientación sexual o estatus socioeconómico.

Para ello, es urgente construir fuerzas de control más comunitarias y menos militarizadas, cuyo papel principal sea servir y proteger a la población, y no actuar como fuerza de represión. Esto sólo será posible si invertimos en la formación de todos los profesionales de la seguridad pública, para que puedan afrontar los enormes retos de su vida diaria de una manera más pacífica y respetuosa, de forma más segura para ellos y sus familias.

En cuanto al sistema penitenciario, tema que me toca de manera especial, defiendo la importancia de programas de rehabilitación integral para personas privadas de su libertad y excarceladas, ofreciéndoles oportunidades de salud, educación, formación profesional y generación de ingresos. – con énfasis en su integración a la bioeconomía, un campo que ofrece las mejores perspectivas de trabajo en Brasil en el siglo XXI. Sólo así, practicando el capitalismo regenerativo, podremos romper el ciclo de la criminalidad con innovación y darles a estas personas la oportunidad de reconstruir sus vidas.

La transparencia en las acciones de seguridad pública, con énfasis en el uso de cámaras corporales por parte de los agentes de seguridad, y la rendición de cuentas de los órganos responsables, también son esenciales para crear un ambiente de confianza entre la policía y la comunidad, facilitando una colaboración más estrecha y efectiva.

Por lo tanto, la inversión en tecnología y análisis de datos para identificar patrones delictivos, planificar intervenciones más efectivas y monitorear el impacto de las acciones tomadas, también es clave para combatir el crimen, así como restaurar el respeto y el civismo en el control del uso de la fuerza.

Todo esto, sin embargo, no es suficiente para hacer de Brasil un país más seguro. Nuestra sociedad también necesita atacar las causas estructurales de la violencia, como el racismo, las desigualdades socioeconómicas, la discriminación social y la falta de acceso a la educación, el saneamiento, la salud y las oportunidades laborales – que, en la medida en que no están garantizadas por el Estado de Derecho en el marco del contrato republicano, son ofrecidos fuera de él por el crimen organizado.

Creo que esta Comisión de Derechos Humanos y Democracia puede hacer un aporte decisivo a todos estos lineamientos, y desde ahora me pongo al servicio de todos y cada uno para que juntos construyamos un país más seguro y justo para todos.

¡Muchas gracias!