‘Ayudar es un deber cívico’, dice abogada sobre la donación del Itaú Unibanco
Artículo publicado originalmente en Revista Veja
¿Cuál es la importancia de esa donación, siendo la mayor ya realizada en la historia, para una causa en Brasil? Ella ayuda a construir un plan de nación y colectividad, que va más allá de cuatro años de gobierno. También tiene el poder de involucrar otras personas y empresas en una actuación mayor para el bien común.
¿El dinero será administrado por un comité de gestores formados por el banco. La señora hará parte de este grupo? No, mi familia hace énfasis en el asunto de separar nuestras acciones filantrópicas de las de la empresa (el esposo de Patricia, Ricardo Villela Marino, presidente del consejo estratégico del Banco Itaú en América Latina, hace parte de la cuarta generación del clan de fundadores del banco).
¿En cuáles causas sociales la señora actúa? Tenemos un proyecto llamado Humanitas360, que actúa en el sistema carcelario y en su mayor fuente de reclutamiento, que es la política de represión a las drogas. El objetivo es luchar por la reducción de la desigualdad social. La ley debe ser aplicada de la misma forma para todos, sin distinguir clase social. No ocurre lo mismo con un usuario agarrado con marihuana en un barrio rico y otro en un barrio pobre.
¿Cómo esa ayuda ocurre en la práctica? Creamos una cooperativa para que las mujeres detenidas aprendieran nuevos oficios. Así, ellas no necesitan volver para el crimen.
La señora hace trabajos en barrios pobres y cárceles todas las semanas y su hijo de 7 años no conoce Disney, al contrario de los amigo de él. ¿Por qué? Llevo a mi hijo a muchos trabajos que hago. Él va a tener una vida muy próspera sabiendo cómo lidiar con la realidad, no con la fantasía. Siendo un niño adinerado, él ya vive una especie de fantasía.
¿En Brasil, los millonarios donan menos de lo que podrían? Sí, no tengo miedo ni vergüenza de ser imprudente, hablo de cosas que muchos no les agrada escuchar, sea bien en una reunión social o ya sea en un evento corporativo. Asumí que quiero dividir el sufrimiento y las alegrías de los otros. Toda hora es la hora de motivar a las personas para la filantropía.
¿La pandemia puede funcionar como una motivación? La enfermedad trae consigo el sentimiento de escasez de lo limitado. Ese momento muestra que podemos ser motivados y mudados por buenos ejemplos. No existe diferencia de asuntos, de la necesidad: barrios pobres y asfalto son parte de la misma sociedad.
Publicado en VEJA del 22 de abril de 2020, edición nº 2683