Humanitas360 participa del lanzamiento de la Incarceration Nations Network en la Fundación Nelson Mandela
La sede de la Fundación Nelson Mandela en Johannesburgo, en Sudáfrica, recibió, el inicio de noviembre, el lanzamiento de una coalición de organizaciones sociales que trabajan por la reforma del sistema carcelario en varios lugares del planeta. La Incarceration Nations Network (INN) tiene como misión apoyar y difundir innovaciones en el sector. Como miembro de esta red, el Instituto Humanitas360 participó del evento, presentando detalles de su proyecto que viene formando cooperativas con personas presas en varios sitios brasileños.
El presidente de la Fundación Nelson Mandela, Sello Hatang, fue el maestro de ceremonias del evento, al lado de Baz Dreisinger, creadora y directora ejecutiva de la Incarceration Nations Network. Dreisinger es profesora en la Facultad de Justicia Criminal John Jay, de la Universidad de Nueva York, es creadora del proyecto “Prison-to-College Pipeline”, que les ministra formación superior a las personas presas en los EUA. La presentación del proyecto “Empreendedorismo Atrás e Além das Grades”, del Humanitas360, está hecha por el vicepresidente de la organización, Ricardo Anderáos, que detalló el desarrollo del proyecto piloto en el interior del estado de São Paulo, y su actual expansión para Maranhão y otros puntos del país.
Varias iniciativas innovadoras fueron presentadas por otros miembros de la INN, como Solomon Akumun, de la POS Foundation de Gana, que combate la superpoblación de los presidios ahí, promoviendo sesiones especiales en tribunales para acelerar el juzgamiento de casos de prisión preventiva. Morris Kaberia, que lidera el African Prisons Project en Kenia y en Uganda, mostró como su organización les ha fornecido educación jurídica a las personas presas, incluyendo entrenamiento paralegal, grado en Derecho a los que tienen Enseñanza Media y hasta postgrado a los que ya se graduaron – que después, además de actuaren en sus propias causas, trabajan pro-bono para defender a sus compañeros de celda.
Paul Bruns, de la ONG sudafricana Hlumelelisa, presentó su trabajo con huertos y producción de pequeños árboles dentro de presidios. Además de producir los propios alimentos, los presos reciben un curso certificado, con 10 meses de duración, incluyendo horticultura, producción vegetal, gestión de negocios y habilidades socioemocionales. La formación los permite emprender o ser empleados como trabajadores agrícolas cuando dejan la prisión – segmento con carencia de mano de obra en Sudáfrica. Sasha Gear, de la Just Detention International, que opera en el mismo país, habló sobre su trabajo en la frontera de la salud con los derechos humanos, que busca acabar con el abuso sexual en presidios de Sudáfrica.
Gina Womack, de la ONG norteamericana Families and Friends of Louisiana’s Incarcerated Children, relató su lucha contra el encarcelamiento en masa de los niños en este estado del sur de los EUA. Según las leyes de Louisiana, se puede prender a los niños infractores que tienen por lo menos 10 años. Su victoria más grande es el desmonte del Tallulah Correctional Center, un presidio privatizado que llegó a abrigar a más de 600 niños y jóvenes, entre 11 y 17 años. Ruud Jacobs, de la holandesa Small Scale Facility Amsterdam West, mostró un trabajo con jóvenes infractores que camina hacia el sentido opuesto del modelo tradicional. Los jóvenes viven en una casa compartida, en un barrio residencial, de donde pueden salir para estudiar y trabajar, para donde vuelven por la noche, donde duermen en las habitaciones individuales. Pueden recibir visitas de los familiares y amigos, que apoyan su resocialización, en un modelo que se ha adoptado como política pública por el actual gobierno del país.
Jana Smiggels Kavková, de la organización checa Rubikon, mostró su experiencia de 5 años en la creación de una agencia de empleos para personas que salen de la cárcel. El trabajo empieza aún dentro del presidio, con actividades con el objetivo de aconsejarlas, formación y preparación para la vida en libertad. Tras la liberación, atendimientos individuales y actividades en grupo permiten que los exdetenidos tengan una imagen realista de las posibilidades de empleo, un currículo y una forma de presentarse a los potenciales empleadores y hablar sobre su pasado criminal. La organización aún ministra cursos de reciclaje, mejoramiento y recalificación para todos los participantes del programa. En la otra punta, la Rubikon desarrolla una red de empleadores dispuestos a ofrecérsela a las personas con antecedentes criminales una oportunidad de trabajo.
(Tradução: Gabriel Marques)